¿Han instalado alguna vez una repisa? Suena una labor que solamente personas con amplia experiencia y conocimientos sobre herramientas pueden realizar. Y en parte es verdad, la cuestión es que es una tarea que pareciera tener pasos de más.
Sin embargo, cada punto en la planeación es crucial: desde qué vamos a colocar en ella, la selección y longitud de la madera, el tipo de ménsulas, el tipo de pared, el taladro con la broca adecuada para el tipo de pared, los taquetes a usar, los tornillos que se usarán para cargar la madera y los que se van a usar para entrar en la pared.
Si usted en este punto ya prefirió mejor llamar a un contratista, déjeme decirle que aprender a colocar sus repisas es más fácil de lo que parece, sin mencionar el dinero que nos podemos ahorrar al hacerlo nosotros mismos.
Entremos en materia:
¿Y qué tiene que ver con los orthoimplantes? Pues casi todo, salvo por la parte de que no tendremos que despertar a los vecinos un domingo por la mañana con el sonido de nuestro taladro o con alguna vociferación al momento de que una herramienta nos golpee un dedo.
Recuerden algo, amigos: nos pagan por lo que conocemos, cada pieza de información que vamos recabando al paso de los años, es una pieza que nos ayuda a realizar nuestro trabajo de forma más efectiva y créanme que involucrarse en los orthoimplantes es una muy recomendada inversión.
Los orthoimplantes o TAD’s por sus siglas en inglés (Temporally Anchorage Devices), o “Dispositivos de Anclaje Temporal”, son pequeños microtornillos de mínima invasión que se introducen en el hueso del paciente y nos ayuda a soportar desde resortes, elásticos, expansores, etcétera, con la ventaja de que no tenemos un movimiento recíproco (generalmente no deseado), también conocido como anclaje absoluto.
Los orthoimplantes normalmente están hechos de aleación de Titanio grado V o del “good ol’” acero inoxidable. Cada uno de ellos tiene diferentes ventajas y desventajas:
Para introducir un orthoimplante va a depender primero de qué tipo sean, ya que están los autorroscantes que necesitan una perforación previa a introducirlos (de aproximadamente 1 ⁄ 3 de la longitud total de la parte activa del orthoimplante) y los autopenetrantes que pueden ser introducidos directamente.
Ahora bien, sin importar el orthoimplante que estemos manejando, hay que considerar el tipo de paciente que estamos tratando.
yY que si bien, son materiales con muchas ventajas, de nada nos van a servir si es un paciente con patologías médicas debilitantes como neoplasias o diabetes, con corticales delgadas o mala higiene oral, ya que son contraindicaciones para el uso de estos métodos de anclaje (y en algunos casos, de cualquier otro tratamiento de ortodoncia, cabe mencionar).
Hay que considerar qué tipo de hueso estamos tratando, ya que los tipo 1 y 2 (según la clasificación de Lekholm y Zarb) son huesos sumamente rígidos si podemos usarlos, pero va a ser obligatorio realizar una perforación, esta vez de aproximadamente la mitad de la longitud total del implante.
Cuando tratamos hueso tipo 3 es casi un volado. Podemos introducir un implante, pero es casi seguro de que si nos excedemos con la carga este puede no soportarlo y desajustarse al cabo de una semana, lo que nos lleva al hueso tipo 4, el cual es casi como picar merengue, en cuyo caso, mejor considerar otros tipos de anclaje, u otras formas de solución menos ortodoxas, como un injerto de hueso, lo cual nos llevará a considerar mil y una situaciones.
Por último, falta mencionar las partes del implante:
Para considerar, están los orthoimplantes con diámetro de 1.6 mm que son preferibles donde tengamos las distancias entre raíces muy cortas, por ejemplo en premolares y los de 2 mm que son mejores para usarlos en paladar o si vemos que tenemos mucho espacio entre raíces.
Al ser dispositivos de anclaje absoluto, son mayormente utilizados cuando tenemos que hacer movimientos en bloque, como mover todo el segmento anterior hacia posterior o viceversa, también son muy utilizados cuando se quiere utilizar expansores soportados con microimplantes.
Los microtornillos, también conocidos como minitornillos de ortodoncia, son pequeños dispositivos de titanio que se utilizan en ortodoncia para anclar los dientes y generar movimientos complejos. Su uso ha revolucionado el tratamiento de ortodoncia, ofreciendo diversas ventajas en comparación con métodos tradicionales.
En general, los microtornillos en ortodoncia ofrecen una herramienta valiosa para los ortodoncistas, permitiendo tratamientos más eficientes, precisos y con mejores resultados estéticos.
Es importante consultar con un ortodoncista calificado para determinar si los microtornillos son la mejor opción para tu caso particular, considerando las ventajas y desventajas mencionadas.
Antes de terminar, deben saber que no existe tal cosa como un maneral para orthoimplantes que se adapte a todos, cada marca comercial viene con el maneral adecuado para el diseño de su cabeza y si se ha fijado, todas las cabezas son diferentes. Puede que sí pueda meterlo y ajustarlo, pero si no es el ajuste adecuado, se nos puede ir chueco… y no quiere eso.
El aprender a utilizar los dispositivos de anclaje absoluto nos ayudará sobre todo a reducir tiempos de tratamiento en general, ya que al no tener movimientos recíprocos, podemos hacer cierre de espacios en forma más rápida y segura.
¿Quiere pero no se anima? Puede contactar con su asesor Borgatta para que le brinde información sobre los cursos de orthoimplantes que tenemos para usted… y de esa forma pueda instalar sus propias repisas de ahora en adelante. ¡Adiós a todo el mundo!
Fuentes de consulta