La ortodoncia se fundamenta en el uso de alambres metálicos para el movimiento de las coronas y raíces dentro del hueso alveolar. A lo largo de la historia, se han utilizado múltiples aleaciones con el fin de lograr un movimiento constante y fluido.
En este pequeño artículo, veremos cómo el usar una u otra aleación nos puede entregar tratamientos más eficientes, rápidos y concisos. Ya hemos mencionado que la tecnología nos ayuda a hacer el mismo trabajo con menos esfuerzo, ¿pero que tiene que ver esto con saber identificar qué arco usar y en qué momento? ¡Pues todo! ya que el saber para qué fue desarrollada cierta aleación, podemos develar sus misterios y ayudarnos a usarlo con más eficiencia. Sacarle todo el jugo, pues.
Empecemos por uno de los primeros metales populares por su bajo costo y alta resistencia a la corrosión. El acero inoxidable se patentó en 1872, pero no fue hasta 1920 que se empezó a utilizar en la ortodoncia. Su composición de cromo, níquel y otros metales estabilizadores dan ese balance perfecto entre maleabilidad y fuerza bruta.
Se solía utilizar en todas las etapas del tratamiento, pero puede generar mucha fricción y deformarse con facilidad, sobre todo en las etapas tempranas del tratamiento. Por lo tanto, podemos sacarle más provecho usándolo para expresar el torque de los brackets o como soporte durante el cierre de espacios de extracción. Esto permitirá que imprima fuerza en todas las direcciones del slot, evitando movimientos no deseados.
También suelen usarse varios hilos concéntricos o trenzados para hacer un alambre. Estos alambres resisten la presión externa e interna y son usados especialmente en las fases finales del tratamiento. Funcionan de la misma forma que los cables que suspenden los puentes, distribuyendo la presión entre los hilos, haciéndolo mucho más elásticos que una sola barra.
Como los arcos de acero al inicio del tratamiento de ortodoncia generan mucha fricción y por ende el movimiento es muy lento, se han pensado muchas alternativas, pero la mejor hasta el momento es el usar arcos de níquel titanio. Si bien, estos arcos se pueden utilizar en cualquier fase, sus características se aprovechan mejor si se utilizan para alinear y nivelar el caso.
Un poco de historia: este metal fue creado en un laboratorio naval (Naval Ordinance Laboratory, de ahí su nombre NITI-NOL), en la búsqueda de aleaciones de uso militar. Aquí se descubrió que la amalgama de Níquel y Titanio crea un metal altamente maleable. Esto supera ampliamente lo que se puede hacer con el acero inoxidable, y al someterse a cualquier cantidad de calor puede volver a su forma original.
El potencial del níquel titanio puede aprovecharse mejor al inicio del tratamiento, ya que al enfriarse se puede moldear al gusto y a la forma más caprichosa, cual tratamiento más complicado (se pueden utilizar calibres de hasta 0.014” en apiñamientos severos). Con el mero calor de la boca los arcos retoman progresivamente y sin detenerse su forma inicial.
Su potencial se puede aprovechar mejor al inicio del tratamiento. Al enfriarse, se puede moldear al gusto y a la forma más caprichosa. Esto es un tratamiento más complicado, se pueden utilizar calibres de hasta 0.014” en apiñamientos severos. Con el mero calor de la boca, los arcos retoman progresivamente y sin detenerse su forma inicial.
Es importante conocer las propiedades de los materiales que utilizamos día a día en nuestra práctica profesional. Esto puede ayudarnos a sacarles el mejor provecho, ahorrándonos así mucho tiempo en general, lo que también se traduce en más pacientes.
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